El año nuevo siempre nos traes nuevos retos, alegrías y
cuestiones que debemos sortear, y este año no fue la excepción. Nos despertamos
el 1° de enero con el precio de la gasolina un 20% más caro, media de la cual
ya habíamos sido advertidos.
El gobierno explicó que esta medida era necesaria y que
apoyaría a los más pobres, pero en lugar de que la población aceptara la
medida, la aplaudiera y la comprendiera, pasó lo contrario, hubo marchas,
saqueos, indignación popular. Por más explicaciones que el gobierno ha dado y
por más ataques que han hecho los columnistas y diarios del gobierno, las cosan
solo ha ido escalado poco a poco.
Si bien es cierto que hay razones económicas para eliminar
el subsidio a la gasolina, la realidad nos confronta y nos hace ver que el
gobierno sigue cometiendo estupidez tras estupidez. Repasemos a grandes rasgos
lo que pasó.
El preámbulo.
La fecha liberación de los precios de la gasolina estaba
fijada desde hace más de un año, cuando se argumentaba que en el país había las
condiciones
No fue sino hasta 3 días antes del 2017, en un día de os
inocentes, cuando el Secretario de Hacienda Meade dio a conocer los
detalles del alza. Un cambio tan importante en la historia económica de México
se hizo de una manera tan desorganizada, en una fecha cuando hay vacaciones y
pensaban que habría poco ruido. Ese fue el primer gran error.
La liberación.
El 1° de enero amanecimos con bloqueos y protestas
esporádicas que con el tiempo fueron creciendo y creciendo, hasta hace pocos
días que se convirtieron en saqueos y actos vandálicos. No hay que confundir
las legítimas protestas con los actos criminales de delincuentes profesionales
al servicio de… ¿?
¿Y el presidente?
Debieron pasar 5 días de la crisis para que el presidente
Enrique Peña Nieto saliera a dar unas palabras al pueblo enfurecido. Pero en
vez de solidarizarse con la gente, el presidente nos regañó por ser inconscientes
y no entender que el aumento fue por el bien de todos. Nos pidió apretarnos más
el cinturón a los que ya de por sí estamos apretados, diciendo que el dinero
que se ahorraría se usaría para los más pobres.
Pero, ¿cómo creerle al presidente y a la clase gobernante de
que ese dinero se usará para los más necesitados cuando durante las últimas
semanas no hemos visto más notas que los desfalcos de los Duarte (Veracruz y
Chihuahua), Padrés (Sonora), Moreiras (Coahuila), Borges (Quintana Roo), los
obscenos bonos de Diputados, consejeros del INE, magistrados y los subsidios de
gasolina para todos ellos?
La crisis está lejos de terminar y más si se está
contemplando un nuevo aumento en febrero (link), un
golpe más al bolsillo de los mexicanos.
Siguen las explicaciones del Gobierno Federal, el PRI que
respalda todo lo que haga Peña y lo medios del gobierno, acusándonos no ver las
bondades del alza. Pero ¿cómo podemos creer que el dinero llegará ahora sí a
los más necesitados cuando ellos siguen saqueando el país a manos llenas?