jueves, 11 de mayo de 2017

El robo de gasolina en México

El robo de combustible en México es un delito que le cuesta al país entre 15 mil y 20 mil millones de pesos cada año. Si bien este era un delito con altas implicaciones económicas, políticas y sociales, no es sino hasta hace pocos días que el tema alcanzó proporciones de tragedia.

Esto después de que 4 militares fueron asesinados en un enfrentamiento, en el cual murieron otros 6 civiles. Este enfrentamiento fue provocado por los ‘Huachicoleros’, una célula del crimen organizado dedicado al robo de gasolina.

El robo de gasolina es un crimen especialmente complejo, ya que requiere de la intervención de muchos factores, desde el crimen organizado, pasando por personal de PEMEX y hasta pobladores de las zonas donde se hace el robo.

Primero que nada, el crimen organizado encontró una actividad en donde el costo es bajo y la ganancia es alta. Después tenemos al personal de PEMEX que está claramente involucrado, ya que es absurdo pensar que un montón de criminales analfabetas tienen la capacidad intelectual y técnica para perforar un ducto y no hacer volar la mitad del lugar. Las autoridades locales también se ven involucradas ya que son decenas de pipas las que transitan a diario con gasolina robada y curiosamente nunca son detenido. Y finalmente los habitantes de las zonas de la ‘ordeña’, que toman lo que pueden del combustible robado para poder venderlo y ganar algo.

Todos estos factores han hecho que el robo de combustible sea ya un problema real, no solo de finanzas pública, sino de seguridad nacional.

El robo de combustibles es un crimen viejo que ha entrado en el ojo del huracán, impulsado claramente por la cúpula militar, la cual no puede permitir que un crimen en contra de sus elementos quede impune.

Mientras las autoridades deciden ponerse a trabajar, el país seguirá perdiendo miles de millones de pesos y el crimen organizado seguirá tomando la vida de aquellos que intentan detenerlos. 

miércoles, 10 de mayo de 2017

Don’t stop the party!

En la semana el diario Milenio publicó un reportaje en donde se ve a un narcotraficante conocido como ‘Don Chelo’, organizando una gran fiesta nada más y nada menos que en el penal en donde se encuentra recluido desde hace varios años.


En el reportaje, que realmente proviene del video de dicha fiesta, se puede ver a los ‘asistentes’ disfrutar de comida, bebida y hasta un grupo de banda en vivo.

Como era de esperarse, las investigaciones acaban de empezar porque, como siempre, ninguna autoridad estaba enterada de lo sucedido.

Este reportaje, sumado a otro de Imagen Televisión evidenciando la forma en la que operan los internos del reclusorio norte de la Ciudad de México, nos muestran la forma en la que se manejan las cárceles en nuestro país. Lugares sin ley, en donde la droga fluye a raudales, la extorsión se da a plena luz del día y donde los que gobiernan, no son el estado, sino los mismos reclusos, siempre coludidos con las autoridades.


De poco sirven los discursos sobre seguridad, detenciones, decomisos, si al final los detenidos seguirán haciendo de las suyas, delinquiendo y haciendo lo que les venga en gana, pero ahora con una cama y tres comidas al día financiada por el gobierno mexicano.

Al final, el estado de las cárceles en México es un reflejo de nuestras autoridades y es un claro ejemplo del estado fallido en el que día a día seguimos viviendo. Porque, si el estado es incapaz de mantener el orden en un espacio completamente confinado, donde tiene todo el control y el poder, entonces en qué áreas de la vida del país tiene un completo orden y fuerza. Porque, como ya vimos, las cárceles son todo, menos centros de readaptación social.