domingo, 26 de marzo de 2017

Guapa

La bloguera Tamara de Anda, mejor conocida como Plaqueta, fue Trend Topic por denunciar ante las autoridades de la Ciudad de México a un taxista que le gritó ‘Guapa’, mientras ella iba caminando por la calle.

Las redes sociales reaccionaron a este hecho. Pero en lugar de solidarizarse con la joven la atacaron diciendo que no era para tanto, que solo buscaba sus cinco minutos de fama o que debería estar agradecida por lo de ‘Guapa’ … Pero vayamos por partes.

Primeramente, se habló de lo exagerada que fue la sentencia en contra del taxista. Pasar una noche en “El Torito” no parece una pena proporcionada para la infracción cometida. Pero así es la ley y, al menos en este caso, se cumplió como debía.

Después se argumentó que lo de ‘Guapa’ no era un insulto, era la forma en la cual una persona, buscaba expresar una opinión sobre una mujer. Este tipo de argumentos es a todas luces absurdo. Nadie tiene derecho a gritarle algo a otra persona, ya sea alguien guapo, rico, bien vestido, pobre, etc. Los cumplidos se deben recibir en un ambiente y contexto de respeto y confianza, en donde ambas partes estén de acuerdo y elijan recibir las palabras. Si vas por la calle haciendo ‘cumplidos’ sin ser solicitados, te expones a que no sean bien recibidos.

Finalmente se habla de que las ‘Feminazis’ hacen revuelo por todo. Y sí lo hacen, porque alguien debe de hacerlo. Vivimos en una sociedad en extremo machista y misógina (conceptos que no son iguales) en donde poco a poco las mujeres han ido ganando la batalla en todos los ámbitos de la sociedad. Pero aun así hay mucho camino por recorrer.

Es frecuente ir por la calle y ver hombres gritándole a las mujeres, ya no cosas como ‘Guapa’, sino algo peor. Basta recordad el también atacado video del grupo ‘Las Morras’ donde documentan el acoso callejero en el centro de la Ciudad de México.


He sido testigos de todo tipo agresiones hacia las mujeres, un hombre tocar los glúteos de una mujer para después perderse en la multitud, confronté a un hombre que grababa a una mujer por debajo de su falda en el metro, un hombre que se le arrimaba a una mujer en el metrobus y un sin fin de ‘piropos’ e insultos en las calles. Los he escuchado hacia familiares, amigas, novias, citas, compañeras de trabajo, a todas por igual. En todo momento, en todo lugar.

En nuestro país se sigue criminalizando a las víctimas y se normaliza la violencia. Se justifica el recibir una agresión verbal en la calle “Sólo le dije guapa”; se justifica la violación “Ella lo provocó por la ropa que usaba”; se justifican los asesinatos “seguramente andaba en malos pasos”.

El piropo es algo aceptable en un contexto de confianza y compañerismo. Si se da en la calle, entre desconocidos y sin ser solicitado, es acoso. Punto.


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