sábado, 20 de febrero de 2010

Todos somos Juárez



Hola a todos.

Desde el inicio de la llamada “Guerra contra el narcotráfico”, una de las ciudades que mas ha sufrido de los embates tanto del crimen organizado como de las autoridades ha sido Ciudad Juárez. Hogar de una de las industrias maquiladoras más importantes del país, la ciudad fronteriza es también hogar de concentración de la impunidad, la descomposición social y claro, el crimen organizado.

La ciudad ha sido los últimos años la más insegura del país. A tal grado ha llegado la violencia de Juárez que ha sido considerada como una de las más peligrosas ciudades del mundo.

Pese a siempre ocupar las primeras planas de los diarios nacionales, hace un par de semanas ocurrió un hecho que hizo templar al gobierno hasta sus cimientos. El asesinato a sangre fría de 16 adolescentes conmovió y al mismo tiempo indignó al país entero.

Las declaraciones no faltaron, aunque muchas de ellas fueron lamentables. Como las del presidente Calderón, el cual en una cumbre en Japón afirmo, sin ninguna prueba en sus manos, que los jóvenes asesinados eran pandilleros. Con esa declaración prácticamente justificaba el asesinato de los jóvenes.

Al poco tiempo Calderón y su gabinete de (des)gobierno fueron a visitar Juárez, en donde hicieron un tipo foro para supuestamente escuchar y atender los reclamos de los juarenses y replantear su ¿estrategia? contra el crimen organizado. Pero en esa reunión hubo una imagen que marco el rumbo de esta guerra. Una señora, madre de 2 de los jóvenes asesinados se acerco al presidente y le dijo “usted no es bienvenido”. Reclamando con justa razón, con el corazón destrozado, sabiendo que nada de lo que dijera o hiciera le traería de vuelta a sus hijos, pero son la misión de hacer escuchar su dolor.


Se ha militarizado la ciudad y no ha pasado nada, al contario, las cosas empeoraron. Violaciones de derechos humanos por parte de las autoridades, desapariciones y muchos homicidios. Pero no toda la culpa es de Calderón, ya que el no mato a los 16 jóvenes. Ellos fueron asesinados por narcotraficantes, sicarios, a los cuales se les debe aplicar todo el peso de la ley. Pero de lo que si es culpable es de no tener la capacidad de brindar, ni a los juarenses, ni ningún mexicano la seguridad que necesitamos para por lo menos salir a divertirnos a una fiesta en la noche.

La sangre sigue corriendo, al igual que los discursos. Los cuerpos siguen cayendo abatidos por las balas, los ríos de droga siguen corriendo, y a nadie parece importarle. Calderón ha fallado, es cierto. Pero también han fallado los otros tres poderes de la unión, así como los gobiernos estatal y municipal. Estos últimos tampoco han hecho su trabajo, que detener pandilleros, asesinos, vendedores de drogas. Mientras no haya compromiso estatal o municipal, ni una correcta coordinación federal, la sangre seguirá corriendo en la ciudad fronteriza. La Sin City mexicana.

Bueno, eso es todo por mi parte. Me despido. Hasta mi próxima entrada. Adiós.

1 comentario:

revolucion89 dijo...

pero que hacemos dimeee estoy harto tmb como tuu quiero que se esucche la verdad que estamos en un punto critico y lo peor es que anque no podamos caer mas lo seguimos haciendo hace falta un levantamiento