Hola a todos.
La frase del titulo de este texto evoca un famoso refrán del ingenio mexicano. Nos dice de alguna manera que la ilegalidad se perdona con ilegalidad.
Esto viene muy bien en este momento ya que el pasado miércoles 16 de junio se dieron a conocer unas grabaciones telefónicas en donde se exhibía al gobernador del estado de Veracruz, Fidel Herrera, desviando recursos a favor del candidato priista a gobernador de aquel estado costero, Javier Duarte.
A pesar de la preferencia que se pueda llegar a tener sobre cualquier fuerza política, al menos en este caso, ambas partes tienen razón. Los priista están en lo correcto al señalar la forma ilegal en la que se obtuvieron las cintas. Esto debido a que en México es ilegal grabar una conversación, ya que solo se puede hacer con una orden de algún juez, y hasta el momento no hemos visto alguna. Y los no priistas también están lo correcto al señalar las practicas clientelistas y corruptas que históricamente han formado parte de la política mexicana.
Muchos de los opinionologos mexicanos han centrado la atención de los debates respecto a este tema en un solo hecho: la obtención de las grabaciones por parte del diario Excelsior y por parte del presidente nacional de PAN, Cesar Nava. Que si es la obtención fue de manera ilegal, que si es una medida desesperada por los resultados adversos. Y si, lo es, de hecho es eso y más. Pero lo que la mayoría de los comunicadores ha dejado pasar es el hecho en si que exhiben las grabaciones. Un gobernador haciéndole de todo, desde jefe de campaña hasta compositor musical. Es indignante siquiera pensar a que le quitaron esos recursos que ahora forman parte de la campaña de algún político. Si fue a educación, ¿cuántos niños se habrán quedado sin libros? y si fue en salud, ¿cuántos habrán muerto por la falta de algún medicamento? Eso es lo que debería preocuparnos a todos ya que el “Tío Fidel” no es el único, y desgraciadamente no será el último gobernador que hará estas porquerías.
Un aspecto fundamental en este tema es la preocupación de algunos sectores de la política y los medios de comunicación sobre las repercusiones que esta “guerra sucia” entre panistas y priistas. Señalando únicamente las prácticas presidenciales como fuente de conflicto pero obviando las prácticas estatales ya exhibidas. Ya que, quieran o no, también es guerra sucia usar fondos públicos, que provienen de los impuestos de las personas, para usos electorales. La única diferencia es que los video o audio escándalos son más visibles que el desvío de fondos. Pero a la gente de a pie poco o nada le importa el clima político, a ellos les importa ver resultados. Por ello aprovechan cada elección para hacerse de pintura, láminas, cemento, playera y hasta despensas. Su situación es tan precaria y su mentalidad es tal, que piensan que nunca podrán salir adelante, por eso siguen votando por los mismo, sin importar el color que sean. Para ellos, es también una forma de vida. Y las elecciones, son una forma de conseguir algo a lo que normalmente no tendrían acceso.
El tema de los audio escándalos se ha metido en un lugar en el que no debía caer. Aquí no se trata de temas de privacidad, no es el gobernador engañando a su pareja o algo por el estilo. Se trata de un servidor PÚBLICO (haciendo mucho énfasis en lo de público) haciendo tranzas con MIS (haciendo mucho énfasis en lo de MIS) impuestos.
Desafortunadamente en este, como en MUCHOS otros, no habrá culpables. Los panistas se saldrán con la suya al usar órganos de seguridad nacional para sus marranadas políticas, mientras que el “delfín” de Fidel Herrera ganara la elección estatal y serán otros seis años de feudalismo en Veracruz. Los mexicanos no sabemos castigar con el voto, tal vez por que no sabemos o peor aun, tal vez por que no nos importa.
Bueno, eso es todo por mi parte. Me despido. Hasta mi próxima entrada. Adiós.
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